miércoles, 23 de julio de 2008

Psicodiferente

En cierta forma, era un caballero. Me presentó a cada uno de los que se acercaron a saludarlo, que fueron muchos. Y no indagó mucho. Se dedicó a tomar té, comer salchichas de copetín, contarme cosas absurdas y mirarme fijo. Cada tanto se sentaba alguien a charlar un rato o le decían algo de mesa a mesa. El contestaba con alguna de sus frases, que todos festejaban. Creo que fue esa noche cuando me dijo que era psicodiferente. Me pareció una buena definición.
En ese bar no pagó y tampoco en el otro que fuimos después. Ahí tomó más té, recitó poesías y me dijo que nosotros dos, juntos, flotábamos muy bien. Yo entendí que era un piropo o algo por el estilo. El dueño del lugar se acercó con una cartulina y le pidió que le haga un dibujo. El empezó a hacer figuras infantiles: la cara de un hombre que se parecía a él, con alas de ángel, rodeado de nubes. Me hubiera gustado que incluya algo de mí, pero sólo agregó su nombre: Federico Manuel Peralta Ramos.
La despedida fue media rara. Mientras esperábamos un taxi, me preguntó si yo era virgen y, después de eso, no dijo ni una palabra más. Cuando yo estaba por subir, me agarró del brazo y dijo: “Llamame”. El se volvió caminando a la casa. Vivía con los padres, en Alvear y Parera.
Salimos algún tiempo, una vez por semana o cada diez días. Ibamos a esos lugares que salían en las revistas: Afrika, Regine, Mau Mau. Yo guardaba las servilletitas, con la fecha anotada, en mi caja de recuerdos. No éramos novios ni nada parecido: por más que bailábamos cheek to cheek, no íbamos más allá de la mejilla. Era algo que me mortificaba. Cuando cumplí 18 años, pensé que algunas cosas cambiarían. No fue así. Una noche de diciembre me explicó que estaba más acostumbrado a las prostitutas. Esa vez me besó mucho, pero no en la boca. Fue algo así como una despedida.
Ese verano, en una casa abandonada de la calle Lezica, dejé de ser virgen. Fue con un tenista de 16.
Cuatro años después, por trabajo, volví a ver a Peralta Ramos. Nos encontramos en La Biela, y, en medio de la charla, él me preguntó si nos conocíamos. No le dije la verdad. Después, fuimos al Einstein. Pero ya no éramos los mismos: él había aprendido a besar en la boca y yo, a sentirlo viejo. Pero no fue la última vez que lo vi.
En el ’91 yo trabajaba como vendedora en un negocio que quedaba en las Cinco Esquinas. Todas las mañanas, Peralta Ramos pasaba caminando por la puerta. Seguía usando camisas con las iniciales bordadas. Un día entró, se acercó hasta un rincón y me preguntó el precio de unas botas après ski. Esto se volvió rutina. Siempre señalaba el mismo par y, después de que yo le dijera lo que valía, se quedaba un rato mirándome fijo. Con el tiempo, y para jorobar, con Hortensia -la chica que limpiaba el local- empezamos a cambiar las botas de lugar. No mucho, apenas unos metros: lo suficiente para desconcertarlo. El se acostumbró rápido al juego. Entraba, revisaba con la mirada hasta que las encontraba y, si yo estaba atendiendo, era capaz de interrumpirme con el par en una mano y la pregunta: “¿Qué salen éstas?”. Después, las dejaba en el rincón donde las había visto por primera vez.
Una mañana no apareció. Se había muerto. A los pocos días, cambié de trabajo.

22 comentarios:

Anónimo dijo...

Las cinco esquinas te referís adonde está el colegio? Nos debemos haber visto entonces más de una vez, jajajaj, era una de sus palomitas blancas.
Qué grossa tu historia, poca gente sale con un ídolo y presencia la caída de él.
Definitivamente, sos mi ídola.
Mi anécdota con Eduard es muy mala a comparación de esta. La contaré por la tarde.
Lo único bueno es que por unos segundos me gané (estando hecha un escracho) el odio de Dolores Fonzi.
Besos mil.

¡Jotapé! dijo...

Muy buena historia...

Espero que las salchichas fueran diet. Así mientras más comían más adelgazaban.

Salute.

Au drey dijo...

'Psicodiferente' es una de las mejores excusas que oí de un tipo para explicar su comportamiento. Casi casi que si lo querés ficcionar (o ficcionalizar?) te dicen: no verosímil.

Me encantan tus historias, pero sobre todo los finales, como narrás los finales.

EmmaPeel dijo...

Uy, me dejaste asi como la tarde

me gustó mucho mucho mucho esta historia y cómo la contaste

Anónimo dijo...

Ves Siesta? Aunque digas que odiás los finales, ya somos dos las que te los vivimos elogiando.
Gracias Meki por sumarte a la hinchada del buen cierre!!

Paula Cautiva dijo...

Encantador relato, como siempre, con un dejor amargo hacia el final... casi como un buen vino...

fed dijo...

Bonita anécdota, no sé por qué no le dijo que se conocían. Me parece extraordinario lo de la insistencia con las botas, esa clase de hobbies que en algunos sienta tan bien y en otros generan denuncian policiales.

Besotes siest,

tal vez es hora de que se enamore de non-monogramatics boys...

federicu.

Siesta escandalosa dijo...

El negocio se llamaba Plein Air, Jirafita. Si esquiabas de adolescente, seguramente te atendí.
No era cuestión de ídolo ni groupie: me había enamorado.

Uno esperá tantas cosas, jotapé... Pero lo de las salchichas ya roza con el milagro.

Después de internaciones algunos quedan psicodiferentes, Meki. Gracias por lo del final!

Me coloreé de emoción, Emma.

No te hagás la sota y copntá lo de Noriega, jirafita.

Qué buen elogio, Pau Puedo copiármelo?

No me acuerdo por qué le dije que no nos conocíamos, federicuá. Capaz que por vergonha o por seguir un juego. Pero esto te lo digo desde el hoy.
Yo creo que mi estilo va bien con señor con iniciales bordadas en camisa.

Anónimo dijo...

Té con salchichas: seductora combinación.
Me abrazan las ninfas escatológicas.
Qué lindo!

fed dijo...

Ah, si usted considera que combina perfectamente con señores de camisa así bordadas, entonces no hay nada más que comentar.

Jirafas dijo...

lecura tardía, pero no por eso menos comprometedora (?).
muy buen relato, siesta.
tal vez lmj pueda ser mucho más precisa en esto, pero me recuerda a ciertos pasajes de los relatos de cheever, donde las historias van sucediendo así en el, o sea, como si no fuese nada el paso del tiempo, y un día una cosa, otro, otra, y al final, entre años y años sin adjetivos, la cachetada del final.
lindo, lindo relato
besos

Mari Pops dijo...

excelenre relato y muy buen blog

Julieta dijo...

'Brillante exposición de modas
la desilusión'. (una de silvito)

Leer tus cosas mientras tomo unos verdes puede llegar a convertirse en un gran gusto.

Lindo es siempre volver! Un beso!

Siesta escandalosa dijo...

Es sólo mi idea o realmente le está pegando un poquito mal el destino, Fulvio?

Por qué no, federicuá?

Cheever. Jirafas? Me parece que no. Pero igual me encantó leerlo.

Cómo me gusta que sea de verdad, Mary Poppins!

Hola, Juliet. Qué pasa con Silvio que todo el mundo lo anda nombrando/escuchando?

Anónimo dijo...

Lo único que me está pegando es la abstinencia.
Claramente algunos nacimos para darle nombre y forma al vicio.
Lo bueno es que siempre aparecen cosas nuevas.
Silvio es un piano en caída libre agarrado de las bolas.
Perdón si ofendo pero esa voz, Emma sabe, me pone muy Di Sanctis.

Siesta escandalosa dijo...

Instancia brava si las hay, Fulvio.
Silvio es demolición.

Anónimo dijo...

saludos, muy buen blog, pasa por el mio cuando quieras



Luis

Anónimo dijo...

este no es renacuajo es sapo mayor rana jjjjjjuuuuuuaaaaaaa. ahora nunca un normal eh.
mira como sos que esperas que yo no este para contar esto que yo no sabia rana mala. igual sigo triste por lo de la cam porque habias quedado tan linda en el central y en damero del sho ranita. vos no sabes el book que te habia echo. pero viste como son las liendres estas y lo peror es que no tienen la culpa. iba a ser una sorpresa ranita y yo ya me imakinaba como te reias.

Anónimo dijo...

la de arriba soy yo
beso, lady

Anónimo dijo...

hola ema!!!!!!!!!!!! rana contale lo que nos paso
beso, lady

EmmaPeel dijo...

Qué pasó con la cámara, ladyta!

cómo le fue en el viajecito? (no sabe cómo la envidiamos acá, sana envidia)

lostrabajosylosdias dijo...

Hola. Estoy escribiendo un libro sobre Federico Manuel Peralta Ramos y me encantaría contactarte. Podés escribirme a tatucho@gmail.com. Saludos.