martes, 22 de julio de 2008

El del monograma

Tenía 17 años cuando una noche, en mi casa de Castro Barros, vi en la televisión a un señor que tenía un monograma chiquito en la camisa. Ese detalle me hizo acordar a mi papá, aunque a él jamás hubiera hablado con tanta desmesura y tampoco se le hubiera cruzado por la cabeza considerarse un pedazo de atmósfera, como el de la tele. Cuando terminó el programa, fui al cuarto y anoté en mi diario: “Me enamoré de Federico Peralta Ramos”.
Me llevó unos días averiguar quién era. Al cuarto, agarré la guía, llamé a su casa y mentí. Le dije que nos habían presentado en el Bar Baro (creo que puse a la Robirosa en el medio) y que él me había dado su teléfono para que lo llame algún día y así, charlar más tranquilos. Me contestó que no se acordaba de nada pero que igual podíamos vernos al otro día, en el bar de la calle Tres Sargentos.
Un año antes, yo había sido lo suficientemente inconciente como para comprarme un vestidito de lana de Dior con la plata del seguro de vida de una tía. Fue el que usé aquella noche. Un amigo me llevó en su Citröen 3 cv; supongo que yo debía estar muy nerviosa, porque durante todo el camino ensayé frases para salir más o menos bien parada, si él seguía insistiendo con eso de que no nos conocíamos. No hizo falta: esa noche le tocó mentir a él. En un momento dijo que sí se acordaba de mí. Y después me preguntó si yo sabía que él tenía 43 años.

(Sigo mañana. Ahora me agarró sueño).

9 comentarios:

fed dijo...

Asi que todo por un monograma.

Usted no se priva de nada.

Besote,

fedr.

Au drey dijo...

Siesta!!! Ya es mañana! Me quedo sentadita esperando.

Jirafas dijo...

da para varias sesiones de psicoanalisis lo suyo, pero, como dice meki, today is tomorrow (me salio una frase muy PRO).
besote

EmmaPeel dijo...

Siesta hijaunagran... me dejás asi? ya es mañana! quiero quiero la aneda completa con el gordo (que según un amigo que lo conoció si, era para enamorarse)


pd.el glamour ante todo: usar la herencia para comprar un Dior, ahhh, casi aplaudo de pie

Anónimo dijo...

Claro, Siesta!!! Terminá lo que empezaste (diría un baboso)!!!
Ahora estoy intrigadísima, y coincido con Emma, lo de Dior, increíble.
Adelante mis valientes, esto es un gran ejemplo.
(Después contaré cuando me encontré al bomboncín de Eduardito Noriega en la calle, por desgracia, yo no tenía un Dior).
Besos.

EmmaPeel dijo...

A Eduardo Noriega en Big Mac lo como

Anónimo dijo...

Cómo no enamorarse de Fedrico Peralta Ramos????????? A mí me agarró a destiempo, pero qué tipo genial.

Paula Cautiva dijo...

Sos mi ídola! Por todo, la llamada, el vestidito y la jugada... Ahora terminá de contar guacha!!!

Siesta escandalosa dijo...

Más o menos algo así, federicuá.

Serviría un Nescafé, Meki, pero ahora ya es de madrugada y cambió el menú.

Por suerte estamos en impasse lacaniano, Jirafas.

Ojo, que cuando lo conocí había bajado como 40 kilos, Emma. El Dior, como tantas otras cosas, se me perdió.

Por favor, contá lo de Noriega, Jirafita.

En ese entonces era chica como para apreciarlo, emeygriega. Aunque me divertían mucho sus anécdotas.

La verdad es que hace rato que ya no hago esas cosas, Pau. O las hago en otros ámbitos. Igual, me gusta (y me tranquiliza) creer que una nunca deja de ser del todo la que fue.