lunes, 16 de junio de 2008

Maruja

Durante muchos años vivió en Montevideo. En las cartas siempre hablaba de esa ciudad donde la batata se llamaba boñato y por las tardes toda la gente iba a la playa. Mi tía Maruja tenía una letra parecida a la de mi mamá, poco redondeada y medio desprolija. Ella venía poco a Buenos Aires, prefería quedarse allá con mi primo Jorge, pero cada vez que su marido viajaba nos mandaba regalos con él. Casi siempre eran cosas feas, como esos posavasos de plástico que tenían dibujitos de barcos o faros y decían “Recuerdo de Pirilápolis”. Igual, yo le tenía cariño.
Mi tía Maruja había sido una mujer muy linda. Siempre contaba de la vez que, a escondidas del padre, fue al corso; la postularon para reina, pero mi abuelo se enteró y, la noche que tenía que ser coronada, la dejó encerrada en la casa. Aunque cuando él se murió ella se dedicó a modelar para tiendas que vendían sombreros, parecía que Maruja vivía añorando esa corona. También se acordaba mucho de los piropos que recibía. Una tarde estaba por cruzar la calle cuando un chico que pasaba en bicicleta le dijo: “Nena, tené cuidado que con esas gomas me parás la bicicleta”. Parece que sonrió y agradeció; después, cuando volvió a su casa y lo contó, mi abuelo le dio un bofetón. “Es cosa de familia”, remataba Maruja. Y durante algún tiempo yo creí que se refería a la manía por los castañazos.
Un día escuché cuando mamá le contaba a Tía Gorda que Maruja volvía a Buenos Aires. Hablaban en voz baja, como siempre que había problemas. A la semana, ella, su marido y mi primo estaban instalados en casa. Se acomodaron en la salita donde jugábamos mi hermana y yo. Al principio todo fue alegría. A mí me encantaba tener un primo adolescente y a él le gustaba ayudarnos a mí y a mi hermana con matemáticas, o convencernos para que nos hagamos de Peñarol. Se tiraba en la cama y nos hacía acomodar delante de él. Mi tía Maruja instaló su Singer al lado de la de mi abuelita, en el cuartito del fondo, y las dos pasaban ahí las tardes, charlando y cosiendo.
Después de que murió mi abuelita, cada dos por tres Maruja me llamaba desde el cuartito del fondo, para que la ayudara a enhebrar la máquina o buscar un carretel que se le había perdido. Mientras yo lo hacía, empezaba a contarme cosas. Así me enteré de que ella y el marido habían adoptado o algo así a mi primo Jorge. Los verdaderos padres eran un estudiante de Medicina y su novia. Parece que después de darlo se arrepintieron y entonces mi tía y el marido se fueron a vivir a Uruguay, llevándose al bebé. Yo pensaba que Jorge había heredado los ojos verdes de Maruja pero ella me explicó que no, que así eran los del papá biológico. Una vez me dijo que le daba asco el olor de la piel del marido. “De catinga”, aclaró. Empezó a hablarme de la luna de miel pero se frenó. Y aunque yo insistí, ella me mandó a jugar. A lo mejor se dio cuenta de que no eran cosas para decirle a una nena.
Yo no le contaba nada a mi mamá pero igual, una noche ella entró en la salita donde estudiábamos con Jorge y vio de qué se trataba el apoyo escolar que él nos daba. Hubo gritos. A los pocos días los tres se mudaron a Tapiales. No volvimos a verlos durante un buen tiempo. Un sábado tomamos el 103 y otro colectivo más; durante el camino, mamá no dejó de hacernos advertencias. Mi tía lloró cuando nos vio. Mi primo se quedó encerrado en su cuarto y lo saludamos desde la puerta, al llegar y al irnos.
Después, volvimos a Tapiales muchas otras veces. Pero nunca más Maruja volvió a hablar de los piropos o de la vez que la eligieron reina del corso. Tampoco de las otras cosas.

21 comentarios:

EmmaPeel dijo...

Su tía Maruja me hace acordar a mi tía Emilce con la que pasé veranos enteros al lado de la máquina mientras me contaba cómo se había escapado al campo para no casarse y como otra tía fue "devuelta" de la luna de miel porque quería cuartos separados

Como Jorge hubo, pero esa es otra historia

fed dijo...

Así que la manía por los castañazos es de familia... es que uno se ceba y luego necesita transimitírselo a las generaciones venideras.

Así que Maruja se horrorizaba de ciertas cosas, pero no de otras, está bien, siempre creí que todos tenemos nuestra propia tabla de valores, y es tan arbitraria...

Anónimo dijo...

Me enternecen Gorda y Maruja.
Se me antoja que si las juntáramos con mi abuela Mary y su hermana Nieves y publicáramos las charlas, la obra de Puig quedaría chica.
Hablando en serio: si hay algo en lo que siento que realmente hemos avanzado es en que castañazos y silencios, no more.

ann dijo...

El primo jorge me recuerda a mi primo Pablo...
Hermoso relato.

Anónimo dijo...

que copados tus primos degenerados y tus tias colifetas rana. y eso que contaste poco de jorge yo me quede con ganas de morbo.
un dia escribite algo asi rana dale. yo te sponsoreo. juuuaaaaa
me voy al de la otra clau.
besos, lady

Anónimo dijo...

che rana me quede pensando y sos lo mas
besos, lady

Soy peregrinaperla dijo...

Yo también tengo tías, Clau, mirá.

Siesta escandalosa dijo...

Y aprendió a coser, Emma? Porque yo, ni un hilván.

Así que ahora me dejó pensando qué parte del legado me tocó en suerte, federicuá. Además de los castañazos.

Qué bueno estaría ese meeting, emeygriega! Pago por escucharlas.

Yo en realidad estaba enamorada del hijo de mi tía Gorda. A lo máximo que llegué con él es que algunos sábados yo anotaba el nombre de todas los que lo llamaban por teléfono, y él me pagaba cuando al otro día le entregaba el listado.

No pienses, Ladyta, que después te hace mal a la panza.

Miro, Clau.

Anónimo dijo...

Alguna vez me hice llamar Jorge.

EmmaPeel dijo...

Siesta, no sé ni pegar botones jajaja

Julieta dijo...

Mi abuela también es de contar su vida en anécdotas con un viejo cacho que fue al que amó y putea con su nariz roja (cuando le da al vinito) a mi abuelo y la timba...
¡Siempre hay para contar! Escriba siesta que es un lujo leer sus cosas.

Anónimo dijo...

MEJORATE RANAAAA. porque mira que ayer mas que rana parecias un cornalito. jjjuuuuuaaaaaaa
besos, lady

Anónimo dijo...

igual ya te lo dije que yo te atiendo el boliche este hasta que te mejores. te contesto los mensajes y te subo fotos. pero las que pueden subirse rana eh. tampoco soy polino.
pensalo rana. quiero ser tu celina rucci. jjjuuuaaaaaaaa
besos, lady

EmmaPeel dijo...

Debo decir que Lady con sus comentarios se ha ganado una nueva fan: yo

Siesta escandalosa dijo...

Me encantan sus intervenciones, Fulvio.

Qué linda abuela, Juliet.



Mortal, Ladyta. Y me encantó la oferta: acepto.

Ladyta es absolut, Emma.

Anónimo dijo...

ranaaaa tengo una fan!!!!!
besos, lady

Anónimo dijo...

igual yo sigo buscano fotos pero estas re censurona rana.
hoooolaaaaa ema!!!!!
beso, lady

Soy peregrinaperla dijo...

Clau, Perla también está enferma. Bronquitis.

Ladyta, podrás actualizar mi blog, también?
Yo no te censuro.
Mejorate, amiga Clau.
besos a todos
P

EmmaPeel dijo...

Hola Ladyta!

Emma, Fan Nº1

Paula Cautiva dijo...

Y yo que pensé que primos así sólo tenía yo...
Las herencias familiares nunca son claras, salvo las genéticas. Se develan cuando menos las esperamos...

Bombón Asesino dijo...

Que buen relato. Quién no ha tenido un primo Jorge en su vida. Me gusta mucho tu blog.