viernes, 22 de febrero de 2008

Más que un lunar, parece una verruga

Llamo a mi hermana desde consultorio de la dermatóloga. “¿Qué es un car-ci-no-ma?”, pregunto. Y se lo deletreo así, porque es una de esas palabras difíciles. Ella, que es abogada pero entiende mucho de enfermedades, me lo explica. “¿Y hay antecedentes familiares de eso, de diabetes, de enfermedades venéreas o coronarias?”, insisto.
La verdad es que no soy muy buena completando fichas. Casi siempre anoto la dirección donde debería ir un CUIL y desconozco mi código postal. Me aburro, me pierdo. Por suerte, superé la etapa en que agregaba un smile a mi firma; ahora soy una persona más formal, aunque no del todo apta para los formularios.
El balance hermanístico da un saldo más o menos adecuado; después de repasar la historia clínica de abuelos, padres y tíos, dice: “Ponele a todo que no. Igual, ya están muertos”. Obedezco y me siento en paz con toda la familia. El honor es algo serio.

6 comentarios:

Soy peregrinaperla dijo...

El tema de las hermanas es delicado. Creo que odié a la mía por años. Ahora siento que la quiero. Aunque siempre digo que yo soy la nací última. Nunca la menor.

Siesta escandalosa dijo...

Desconfío de las hermanas que se quieren de una. Primero el odio y después la adoración. Esa sería la secuencia.

Anónimo dijo...

Las hermanas son las únicas personas del mundo a las que una puede decirles crueldades como dagas (voladoras, porque en la reyerta una dispara con todo), para después, cinco minutos después, pedirle que te pase la sal sin riesgo de que te la deje de tatuaje en la frente. Eso es lo maravilloso de la herman(a)idad. La capacidad de entrar y salir del pantano de miserias enrostradas como si nada.

Firmin

Anónimo dijo...

No tengo hermanas, tengo hermanos. Sí, son mucho más simples, básicos. Hombres.
Pero creo que me hubiera gustado tener una hermana. La relación entre nosotras seguramente hubiera sido complicada. Sin duda. Pero hubiera estado buena. Tan buena como la amistad que tengo con mujeres como vos ¡BONITA!
Te quiero mucho y me encanta encontrar tu esencia en la web!
Laura

Anónimo dijo...

y ella recurre a vos y vos recurris a ella y esta bueno ese ida y vuelta permanente y constante que se tienen las dos. cuando no la llamas vos ella necesita descargar algo en vos buscando esa palabra de consuelo y no importa ni dia ni horario. pero creo y siento que hermana de sangre tenes una y hermanas de la vida tenes otras y con ambas funcionas incondicional como con tu propia hermana de sangre. Lo importante es andar por la vida sabiendo que estan y tambien ir una por la vida sabiendo que vos tambien estas. quizas sere una hermana de la vida?

Siesta escandalosa dijo...

Tus hermanos te enseñaron a ser tan amiga bonita. Doy fe.

Tengo dos hermanas, anonimeta: la carnal y vos. Las dos agotadoras, alocadísimas e indispensables.