domingo, 14 de diciembre de 2008

Algo así

Nunca devuelvo los tupper. No es que tenga una gran colección. Hay uno o dos que son de mi hermana y el tercero, ya ni me acuerdo. Pero me pareció importante decírselo. A lo mejor no fue una buena decisión: hacía sólo media hora que nos conocíamos.
-Nunca devuelvo los tupper.
-Ya sé lo que no tengo que prestarte. Es un buen dato. ¿Y libros y CDs…?
-Eso, sí. Me pasa con los tuppers, nomás.
-¿Y no te los reclaman?
-Nunca. Si no, los devolvería.
-Entonces, le estás dando hogar a unos tuppers huérfanos. ¿Y comida?
-No, sólo techo.
-Igual, es conmovedor.
No sonrió ni una sola vez mientras hablábamos esto y decidí que me caía bien. Muy bien, en realidad. Porque cuando después empezó a llover fuerte, las calles se inundaron y corrimos tres cuadras hasta mi casa, Miguel me tapó con su campera. En el living, me dijo: “Según tu agenda, podemos vernos lunes, jueves, sábados y domingos. Igual que los novios de antes. Bueno, tan mal no les iba…”. Y empezamos a salir.
Mi perro murió el año pasado. Era un golden retriever y se llamaba García. Estaba viejito cuando le salieron los tumores. Primero en el lomo, después en las patas y al final los tenía adentro. Lo llevé al veterinario y a un homeópata para animales. Como García ya no podía subirse a mi cama, le hice una con mantas, al lado de la mía. Ahí echado, todas las noches abría la boca y tomaba lo que yo le daba: gotas, globulitos, jarabe… Después, me miraba e intentaba lamerme la mano. Yo me acostaba al lado suyo y lloraba. Una tarde fui con su foto a ver a un sanador en José C. Paz. No pensé que se iba a armar tanto escándalo.
García se murió a los pocos días. No lloré. Tenía muchas ganas, pero estaba tan triste que no podía. Dormí una semana en el piso, sobre las mantas. El médico laboral me mandó a una psicóloga. Hablé mucho de García y no se me cayó ni una lágrima. Nunca más.
No le conté esto a Miguel. Cuando vio la foto de García en una de las bibliotecas, preguntó como se llamaba. Así, en pasado. Yo estaba colocando un CD y debo haber contestado con voz rara, porque se acercó y me abrazó. Supongo que tendría que haberme conmovido, pero la verdad es que me sentí incómoda y me fui enseguida a la cocina, para preparar café. Al rato, apareció él. Me preguntó si tenía hambre. Lo pensé y terminé haciéndole un gesto. Algo así como: “No mucho. A lo mejor, nada”. Cuando no sé qué decir, hago muecas. El a veces juega a interpretar esos gestos; inventa diálogos y nos reímos. Esa noche no lo hizo.
Miguel es inteligente, aunque le gustan las películas de acción y a mí, no. Entonces, mirábamos series. Un fin de semana vimos la quinta temporada de “Los Soprano”. El nunca la había visto pero no tuve que explicarle nada. Y si no entendió, nunca me enteré. Ese domingo cocinó pollo a la sal y estaba riquísimo. La vez que preguntó por García, habíamos empezado a ver una serie sobre un psiquiatra: creo que se llamaba “Huff”. Cuando terminó el primer CD, me levanté para vaciar el cenicero. El siempre fuma más que yo. “No es muy creíble”, dije. Como él no contestaba, seguí opinando. Siempre hago lo mismo. Hablo de más. “Ni siquiera es escéptico y, encima, le cae bien a todo el mundo. Yo no confiaría en alguien así, que ayuda al mendigo, a la madre, al amigo… Por más que se le mate el paciente y que se encargue de enloquecer más al hermano, en el fondo, el tipo es feliz”.
-¿Y eso está mal?
-Es encantador… Si sos fundamentalista de la alegría.
-¿No se te está yendo la mano con el cinismo?
Hice una mueca, como para hacerle entender que no sabía. Pero él insistió. Creo que no hablaba sólo de la serie.
-Cuando parece que está todo bien, saltás con un martes 13. Y como no entiendo qué te pasa, me siento un tarado.
-Tampoco es para hacerse la víctima. Fue un comentario, nomás.
-¿Ves? Ya estás atacando de nuevo.
-No es para tanto.
-Está bien. Por lo menos, contestaste con palabras.
-Ahora el cínico sos vos.
-No. Lo único que hago es tratar de entenderte.
-A ver… Es un poquito difícil de explicar. Supongo que desconfío de algunas cosas.
-Lo de la felicidad quedó claro. ¿Y de qué más?
No me di cuenta de que estaba haciendo una mueca hasta que lo vi sonreír. Creo que en ese momento los dos nos aflojamos un poco. Era la primera vez que discutíamos. Pensé en contarle que García era lo más confiable del mundo para mí. Las cosas podían irme bien o mal, pero él estaba ahí. Había que sacarlo a pasear, cuidar que no se pelee con el boxer de la calle Nicaragua, darle mucho agua, hablarle y rascarle el cuello. No existía nada que pudiera robarme estas cosas. O eso creía yo. Estoy segura de que Miguel lo hubiera entendido. Era yo la que no podía decírselo.
-También desconfío de las casas con jardín.
-Ahora sí se puso interesante…
-En serio. Me parecen maquetas y eso me da un poquito de miedo.
-No me jodás.
-Es que no entiendo bien de qué estamos hablando.
-Voy a tratar de ser claro. Salimos hace tres meses, ¿no?
-Sí.
-Te quedás con tuppers ajenos pero igual salimos desde hace tres meses.
Miguel tiene esas cosas. Dice una frase así y dan ganas de besarlo y besarlo. En realidad, yo nunca lo hice. Me da vergüenza, o algo así. Entonces, le sonrío. Pero esa noche no me dio tiempo ni a eso, porque siguió hablando.
-Te quedás con tuppers ajenos pero igual salimos desde hace tres meses. La pasamos bien, no hay conflictos y estamos mejor juntos que cada uno por su lado, ¿no?
-Sí.
-Entonces, ¿por qué te la pasás levantando una pared?
-No entiendo.
-La otra noche, cuando dije “te quiero” me hiciste sentir un imbécil. Ni siquiera contestaste “yo también”.
-Estábamos en la cama…
-¿Y qué?
-En la cama uno a veces dice cosas que por ahí no siente tanto.
-¿De quién hablás? Vos nunca dijiste “te quiero”, y yo tampoco.
-Por ahí esa vez estabas más entusiasmado. Qué sé yo…
-¿Pero querés saberlo?
-Dale, contame-le mentí, porque ya lo sabía.
-No sabés lo pelotudo que me sentí después de decírtelo.
-Pero yo pensé…
-Sí, ya sé. Vos pensás y yo siento. Funcionamos así.
-Pará, Miguel.
-No, sigamos. Porque como soy tan pelotudo, encima quiero saber qué sentís vos.
No pude evitarlo. Me salió un gesto. Pensé que iba a enojarse pero echó la cabeza para atrás y la apoyó en un almohadón.
-Miguel…
-Dejá. Ya está.
Me hubiera gustado explicarle que sí lo quería y que no siempre uno ignora lo que calla. Pero no pude hacerlo. El se puso las zapatillas y yo me levanté para abrirle la puerta. Tuve ganas de darle un beso, pero hubiera tenido que agarrarlo de la campera o acercarme de alguna manera extraña, porque él estaba delante de mí, bajando las escaleras.
Cuando volví, saqué las mantas de García del placard.

30 comentarios:

fed dijo...

Parece buen pibe Miguel, pero ay! mfg, a usted no la entiende nadie, esa es su esencia, si fuera entendida dejaría de ser usted, ni usted quiere entenderse, creo que eso no es para usted relevante.

por ejemplo creo que a usted no le sirve que le pregunten que por qué es tan cínica siendo que la conocen hace tres meses, creo que a usted el cinismo se lo tienen que sacar a los golpes y recien intentarlo al año... o más... con suerte. y ni así creo que se le pase...

me encanta leerla siest, sobre todo cuando sufre tanto por su incomprensión, jijij. será que siento que me estoy leyendo.

Besote grande!

fede.

EmmaPeel dijo...

Te quedás con tuppers ajenos pero igual salimos desde hace tres meses


me hiciste reír, yo también hubiera pensado que era digno de comerlo a besos (pero no lo habría hecho)

besos Siest, divino texto


pd. García es un gran nombre, seguro era un gran perro

pd. 2 A mí me encantaba Huff, sobretodo la madre borrachinga y el amigo gordo sacado (un Freud a la dereeechaaaaaaaa! =P)

Au drey dijo...

Impresionante. Me dejaste muda, haciendo muecas.
Besos!

Siesta escandalosa dijo...

A veces entiendo algunas cosas, federicuá. Y otras, muchas más. Y lo que no entiendo de mí es porque no lo conozco.
Lo del cinismo es raro.
También me encanta su galaxia. Beso!

Sí, era un chico especial. También te gustaba Huff? Me condenaron tanto por eso, Emma. Tenés la segunda temporada?

No conviene apelar demasiado al muequeo, Meki. Posta.

cecisz dijo...

No dejaría ir a un chico que habla tanto de lo que siente!!! divino!!! yo, los desconozco.

Anónimo dijo...

siestita
que bonito
ese miguelito
cariños
A

Anónimo dijo...

tambien me quedo los tupers
pero soy un hombre de su hogar y em han empezado a faltar
los niños,la gente..aun tengo tuper con las lentejas (ya no) de licencuiado herrera
cariños
a

Mari Pops dijo...

tuve uno de esos perros se llamo Paris y me mato de tristeza cuando se fue.

Me adoraba. Eso es!!! nadie te quiere como un perro.

Asi que me perdone Miguel, pero nada como Garcia
un beso

Anónimo dijo...

Coincido con chica en minifalda: encontramos un García humano y lo dejamos huir así como si nada, sin retenerlo, como si no fuese lindo como un táper, digo de guardarse y no devolverse.
Sos boló, prima mía?
Eso pasa por vivir en Palermo, mudate, te imploro, hace mal.

Anónimo dijo...

Quiero agregar que extraño a mi garcía bulldoguito, a mi garcía humano y a los dos táper que llevé al cumpleaños de alina con tiramisú y nunca me va a devolver. Snif.

Siesta escandalosa dijo...

Se hizo lo que se pudo, chicaenmini. Seguro que los desconocés? Mirá que hay.

Yo creo que los tuppers son partículas universales. Y también sostengo que son de quien se los merece, A.

Paris por el troyano? Alucinante, Mary Pop.

Estamos trabajando en el tema, emeygriega. Y siempre pienso en mudarme, aunque la verdad es que yo no vivo en ese Palermo. Mi cuadra es rebelde y desprolija.

Cuando te vea te regalo un tupper de abrazotes y sonrisas, emeygriega.

¡Jotapé! dijo...

Estaba tan triste que no podía llorar. Muy buena esa. Me encantó.

Siempre me queda la duda si las historias de acá son de verdá o de verdú.

Muy rico todo.

Por cierto, con la ansiedad no se juega.

Alin dijo...

que lindo texto! me hizo reir
saludos!

lupanar dijo...

precioso como todo lo que suele escribir, cuando ya no podemos hablar nos manejamos con muecas, como en una etapa de lactante.
saludos,
lupe.

Siesta escandalosa dijo...

Agradezco la entrega, Jotapé. Su folletín es irresistible.

Qué suerte, Alín.

Gracias, Lupanar. Los lactantes hacen muecas? Qué impresión.

Anónimo dijo...

Que bien descripto está lo de la no confianza. A mi me pasa. Una amiga se calentó una vez porque le dije que no confiaba en nadie, salvo en Lore y en Román, mis dos Garcías, que no son perros pero son más buenos que los Golden Retriever. Ella se calentó y me dijo que le rompía soberananmente las pelotas que no confiara en ella. Traté de explicarle que no era eso, que el problema era mío y solo mío. Pero ella lo vió según el punto de vista de ella. Todos vemos las cosas según nuestros propios problemas.
En el caso de los hombres, siempre levantamos paredes. En mi caso, en lugar de levantarlas pareciera que las derribara. Les digo muchas cosas, en la cama o en donde sea. No llego a un te quiero, pero si a decir que son lindos, muy lindos. Si alguien te apasiona en la cama siempre es lindo, por más que objetivamente no lo sea.
Pero está bien que lo de las paredes quede claro. No es cuestión de confusiones. Si no, tienen miedo de ver que hay detrás de los escombros y de quee de a poco uno se aventure a derribar las paredes ajenas. Cuando eso pasa, no hay tres meses ni tiempo para un te quiero.
Siesta, tus textos son gloriosos, siempre movilizan. Siga así nomás, si eso es lo que querés.
Besos mil!!
Celi.

Anónimo dijo...

Mi pequeño amigo-amante llamábame Atilio, como aquel conde que no reía.
Nunca tuve la gracia de la mueca.
Jeta rígida y filosa como de esas estatuas de Isla de Pascua, trago aire y escupo silencios.
¿Me quebré?

Siesta escandalosa dijo...

La verdad, Celinet? No, no es lo que quiero. Me gustan más las terrazas que los paredones.

Me quedé pensando en eso de escupir silencios, Fulvio.

Mari Pops dijo...

que tengas muchas felicidades para vos y toda tu gente
Un beso desde Espania,
Mary

fed dijo...

tenga usted una preciosa fiesta navideña MF.

Besote!

fed.

Anónimo dijo...

lllleeeeeeeeeegggggguuuuuuuueeeeeeee rana hermosa de mi corazon que estas mas buena que un beso en la boca aunque me hagas desangrar con cosas asi pero despues vas y las escribis tan lindo. entrene a tus primas para que canten vilansicos estan hermosas croando por un sueño jjjjjuuuuuaaaaaa mira que esta noche te llamamos atende eh.
beso, lady

Anónimo dijo...

y las chicas ya se fueron? felizzzzz xmas meki a vos ema te lo digo alla. ahora te llamo rana porque tenes saludos hasta de afuera y no da que no contestes. despues igual el viernes te escuestro
beso, lady

Siesta escandalosa dijo...

Besazo, Mary Pops. En su bolso dejé deseos.

(Preciosa la palabra preciosa, federicuá)Como ya le dije, que tenga linduras en su noche.

Tu marido tiene razón, Ladyta: estás un poco tortilleta. Pero te queda lindo. Gracias por los avisos, cuidarme a la parentela y todo lo que ya sabés.

EmmaPeel dijo...

Beso querida Siest y le deseo todo lo que tenga ganas de recibir en el 2009

Ladyta para usté lo mismo

Siesta escandalosa dijo...

Gracias, Emma. Para vos: que lo inesperado sea lo más esperado.

Soy peregrinaperla dijo...

ay clau,me pusiste en un aprieto: pocas cosas me generan menos sentimientos que un mastin. asi que, vamos a lo de Miguel: vos pensas y yo siento es conocido para mi. durisimo. irremontable para muchos. Bah, para casi todos. Pero sin embargo quiero felicitarte porque leo a una mujer con una voluntad de querer derribar paredes en lugar de levantarlas. escribir cosas como estas es algo asi como el primer ladrillito. sigamos asi, clau.
desde paris y sin tildes por culpa del teclado frances, te manda besos una Perla que te quiere.

{ maría } dijo...

hola, me encantó leer la siesta.un placer.
no devuelvo tuppers es una gran frase. creo que dice mucho.

miguel me cayó bien pero eso de tener q explicar no da.

lo de la pared es jodido.


maria

El amigo de Pau dijo...

El relato muestra al modelo de mujer que detesto y, sin embargo, me cayó tan simpático. Supongo que esto es un esfuerzo porque alguien te entienda. Ojalá puedas llorar o agarrar de la campera y besar antes de que sea tarde, porque sí, en algún momento se hace tarde.

Siesta escandalosa dijo...

Y yo tengo ganas de que estés acá y charlemos disparates, Clau.

Las explicaciones (propias y ajenas) me pesan como estorbo, María. Me embobaron tus babas.

Ojalá que sí, amigo de Pau.

Nelson dijo...

Primero, gracias por compartir esto.
Es que la mayoría de los hombres somos estructurados y bastante logicos. No todos, obvio. Já, y mira quien lo dice.
Además, y para colmo, aunque mejor en el fondo, no hay ni habrá dos garcias iguales en este podrido mundo.