En el parque Masai Mara, en Africa, hay un hotel rodeado por un foso que lo separa de la selva. Por las noches, te tirás en una reposera, ahí en el borde, y mirás las sombras que se mueven unos metros más allá. También escuchás los rugidos y pisadas. En ese momento pensás bien de qué lado está lo salvaje. Justo antes de que te dé un poco de miedo.
En Arembepe, todos los mediodías un pescador cocina langosta en el patio de su casa, que en realidad, es un pedacito de playa. La comés con la mano, junto a él y a su familia. Ellos te cuentan de una chica rara que anduvo una vez por ahí, usaba anteojitos y hablaba, poco, en inglés. Dicen que era Janis Joplin. Los nenes te piden que hables español y ríen con risas desdentadas cuando te escuchan.
En Marsella, si te roban el pasaporte y la plata (y no tenés conocidos ahí y el cónsul está de vacaciones), podés ir a pasar la noche en un hall que está a la entrada de la estación de trenes. Al rato vas a estar rodeada de uno, tres y seis clochards. No te conviene rechazar la botella que va pasando de mano a labios, sucios pero firmes. La bebida va a desflecarte la garganta, y puede que también la panza, pero vas a sentirte acompañado.
En el barrio antiguo de San Sebastián hay una casa que, de noche, funciona como bar privado. Sólo sirven té. Tienen cientos de variedades. A los yonquis el que más les gusta es el de rosa mosqueta. La dueña no entiende por qué, pero igual se los da gratis.
En Sintra hay un castillo que funciona como hotel. En la concerjería te lo avisan: a la medianoche podés sentir una corriente fría en tu cuarto. No vale la pena que subas la calefacción. En un rato, la marquesa se irá a otra habitación.
En Buenos Aires estoy yo.
miércoles, 21 de enero de 2009
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20 comentarios:
Contame qué ofrecés. A lo mejor me tiro.
Esa última frase era todo lo que queríamos escuchar. No sabemos para qué, pero sin duda nos dio cierta tranquilidad. Es decir, está todo lo que sabemos que está, desde el campo en la rural, pasando por macri, kirchner & cía, pto madero y alguna que otra más. Y uno diría, no puede ser que todo esto pueda convivir en un mismo espacio, pero ahora sabemos, al menos, porque nosotros estamos acá: la siesta escandalosa es la que nos permite llevar, un toque adormecidos, esta realidad.
Me hizo acordar al de Cheever, ese de las historias que no va a contar (no me acuerdo el exacto título).
Un caleidoscopio divino, con vos en el centro!
Mil besos.
creo que es miscelánea de personajes que no figurarán, o algo así. algo encantador, como siesta :)
me ha ahorrado algunos viajes que no tenía pensado hacer siest,
suenan bien cuando usted los cuenta,
desde buenos aires o cualquier parte.
Gracias, Jirafas! Sí, es ese!
Coincido: encantador como Siesta.
Listo: preparo un listado de mi ADN y vemos, Jotapé. Igual, yo soy de las que creen que primero conviene tirarse y después ver de qué se trata.
Qué linda deducción, Jirafas. Cada vez más inspirado. Cómo me gusta eso.
Quise ser faro por un rato, a ver qué se siente. Y no está nada mal, Meki. No me acuerdo del de Cheever pero sí el de D.Parker: por qué no me casé con ninguno de ellos. O algo así.
Oh, Jirafas.
Por acá tenemos un Google Earth algo ensimismado, federicuá.
Qué inspirador siesta.
La imagen de los clochards es enternecedora. Los vagabundos, los despreciados, los excluidos me atraen, me siento como en familia.
muy lindo. un espectáculo.
Oh Santa Dorothy! como la marquesa, pasó por acá
me gusta que usté esté acá, Siest, y haberla encontrado
me maricuetié, sorry
besotes
Lo pregunto por acá también: ya no más insomnio, HDN? Por cuá?
A mí me dan un poquito de impresión. ¿Será atracción encubierta?
Un show de retazos, María. Meki dio en la tecla.
También me alegra (y tanto). Pero shhh, Emma.
Jaja, siesta, aún con el insomnio, espero dejarlo, o que él me deje. Por lo otro, siempre fui un hombre de neanderthal, incivilizado, opté por no sublimar casi nada y me encanta rascarme los sobacos, casi casi un animal.
Casi como lo que más le gustaba a Bukowski.
Pasemos al 14.
Jaja, sí, el viejo Bukowski es muy bueno, me acordé de él, bueno, casi siempre me acuerdo de él. Iba a poner otra cosa, pero no es cuestión de andar exhibiendo las indecencias. Así que Bukowski vino al rescate.
Es cierto, si no me equivoco, se titula así un libro referido a él, con una pequeña biografía y una entrevista. "Lo que más me gusta es rascarme los sobacos", jaja.
No entendía lo del 14, pero creo que te refieres al número de comentarios. No te gusta el 13?
no duermo ni ahí. ya le arreglé la palabrita indiscreta.
slds
Exiba nomás, HDN.
Tal cual: ese libro.
No sé si me gusta tanto el 13 como esquivarlo.
No sabés lo que se agradece, María.
por un momento sentí el olor de los clochards
ves rana quetenes que escribir tus memorias y contas de tus viajes y de todo lo dedemas no seas vaaaaaagggggaaaaaaaaaa
beso, lady
Pero para estar en Buenos Aires estuviste por esos lugares. Digo eso porque la última línea la leí como si hubiese sido escrita con resignación, aunque no sé si fue así. Lo mejor no siempre está en otra parte. En Buenos Aires estoy yo. En otra parte de Buenos Aires estoy, y no soy lo mejor.
Vos estás acá, en esta parte de esta computadora, y quizás seas de lo mejor que encuentro para leer. ¡Fa!
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