sábado, 23 de agosto de 2008

Las chicas

Hubo una época que en casa había dos o tres mucamas. Cosas de mamá. Cada vez que venía una nueva, mientras mamá la entrevistaba, con mi hermana nos tirábamos al piso para espiarle la bombacha.
Me acuerdo de la de Irene, la correntina: tenía flecos negros, o algo parecido a eso. Un verano que volvió de unas vacaciones en su provincia, nos trajo una piel de yaguareté de regalo. Durante unos días estuvo en el living, como una especie de alfombra, pero la verdad es que daba un poco de asco y terminó archivada en la salita de juegos. La usé algunas veces como capa de princesa. Un día mi papá llegó antes del trabajo y me encontró envuelta con el yaguareté. No hizo falta que dijera una palabra para que la piel desapareciera de casa. Al tiempo, Irene también se fue.
Gladys tenía una bombacha negra con pimpollos rosas. Ella se ocupaba de atender a la abuelita, además de cuidarnos a mi hermana y a mí. Tenía modales suaves, y el pelo muy largo y lacio. Por las tardes, a la hora de la siesta, después de bañarse, se sentaba en el patio a cepillárselo. La cara le quedaba escondida detrás de esa cortina azabache y lustrosa. Yo colocaba mi sillita al lado de la de ella, y la imitaba. A veces peinaba a una muñeca; otras, me colocaba una toalla sobre la cabeza y la tiraba hacia delante. Mamá era muy estricta con el pelo de mi hermana y el mío; cada mañana, lo dividía en dos colitas y hasta usaba agua de lino para que queden prolijas. Fue entendible el susto de Gladys el día que, a escondidas, mi hermana me tijereteó el flequillo. Llamó a mi papá, quien vino enseguida para casa. Dejé de llorar apenas lo vi. Me sentó en una silla alta frente a un espejo y empezó a recortar. Atrás de él, Gladys me hacía morisquetas con una de mis muñecas en la mano. A pesar de tantas precauciones, cuando mamá llegó del trabajo y vio mi cabeza, se enojó mucho. Yo tenía tres años, pero entendí muy bien a quién había que tenerle miedo en esa casa.
Una tarde, Gladys no salió al patio. Se quedó encerrada en su pieza y fue la abuelita quien llamó a papá. El se encerró a hablar con Gladys. Cuando salió, me dijo que ella estaba triste porque le dolía la cabeza. Más tarde, ella me explicó que, en realidad, le dolía la panza. Y se la tocó. Seguía sentada en la cama, tenía los ojos muy hinchados y la valija hecha. Se fue ese mismo día y ya no hubo más cepilladas al sol.
Vinieron otras chicas y otras bombachas, más insulsas. Menos a dos o tres que fueron muy mandonas, a casi todas les tuve cariño. Nos retaban mucho menos que mamá.
Yo sé que algunos de mis amigos se sorprenden cuando llego a sus casas y saludo con un beso a sus mucamas y hasta al chofer. No es que me lo hayan comentado, pero si hay otras personas delante, se ven obligados a explicar: “Es que la queremos tanto…”, o algo por el estilo. Los otros sonríen y mueven la cabeza. Pero yo sí me entiendo.

27 comentarios:

fed dijo...

Así que criada por mucamas, una crianza federal incluso. Me alegro que no se sorprenda de usted misma.

Besotes siest,

fede.

EmmaPeel dijo...

Siempre me gusta más la cocina que el living, Siest (y si, siempre terminamos amigas de las "señoras que ayudan", los ferchos, los jardineros)

Jirafas dijo...

el amor al prójimo desde la optica chabomba, genial.
siest, divinidad de persona ud.

besos

Au drey dijo...

Flecos negros y pimpollos rosas, linda canción.
Me gusta como van apareciendo siempre con tanta naturalidad los elementos más bizarros en tus historias.

Lo disfruté!

Anónimo dijo...

Muy dulce el texto!
Me pasó algo bizarro con él también. Dijiste algo así como "a los tres años ya sabía a quién tenía que tenerle miedo en esa casa". Y justo hace dos minutos y medio leí el poema "El Padre", de Héctor Gagliardi. Lo leíste, Siesta? Te lo recomiendo, es para llorar. Y está en internet. Habla de cuando las madres obligan a los padres a retar a sus hijos.
Beso!

Siesta escandalosa dijo...

Cuidar es criar? Me quedé tildada con eso. Y sí que me sorprendo conmigo, federicuá. Por suerte, porque me perdono aburrir a otros pero jamás a mí misma.

Lo del jardinero sonó muy a Desperate Houswives, Emma. Ahí, entro a dudar.

Un horror, Jirafas, lo asumo.

Un honor, Meki.

Acabo de leerlo, Jirafita. Gracias.

EmmaPeel dijo...

Soy fiel a los jardineros, Siesta (siempre que tengan la espalda del del desesperate)

Julieta dijo...

Tus escritos tienen un viaje encantador. Los disfruto mucho y veo sus caras, sus flecos y también estoy ahí chusmeando debajo de la mesa.
Un abrazo para vos.

fed dijo...

Cuidar no es criar, no no, definitivamente no son lo mismo.

Anónimo dijo...

Acabo de mojar una medialuna en leche. Casi seguro le lloro la tetas a mi hada madrina.El cabado con flecos me recuerda a una tía abuela muy bigotuda.Me viene a la mente la frase de un rosarino amado: "soy un inmundo".

Anónimo dijo...

no seas guacha rana yo no tengo chofer y ademas ya te conosco y vos sos asi pero no sabia que eras bombachuda jjjjuuuaaaaaaa. pero mira que escribis cortito eh porque a mi me copa tanmto y quiero que me contes mas y vos nada rana mesquina jjjuuuuuuaaaaa
beso, lady

Anónimo dijo...

hola chicas!!!!! se viene la de santa rosa
beso, lady

Anónimo dijo...

hola chicas!!!!! se viene la de santa rosa
beso, lady

EmmaPeel dijo...

Hola Ladyta! se viene la de Santa Rosa aunque hoy un blasfemo hijo impúdico del ateísmo me dijo "santa rosa no existe, siempre llueve en buenos aires"

EmmaPeel dijo...

Y le tengo que discutir, Ladyta (hoy me desperté camorrera). A mí me gusta mucho que Siesta escriba cortito y con esas imágenes (como la de los felcos y las flores) cortitas y filosas como bisturí

Mari Pops dijo...

lo mejor que aprendi de mis viejos es que se comen con todo el mundo. Mi mama siempre tuvo ayuda en casa y a la hora de comer era yo quien servia a la muchacha que ayudara en ese momento.

Chofer tvimos hasta el ano pasado pero ya escribi algo en mi blog que se llama "Una de choferes" quedo gracioso y fue verdad, por si te interesa leerlo.

Lo de mirar bombachas, linda curiosidad, yo entendi que la primera chica les habia traido una bombacha para ustedes de yaguarete, y pense, eso si es original!

besos
Mary

Au drey dijo...

Espero con ansias el lluvión de Santa Rosa, que todo lo lava y todo lo mejora.

Au drey dijo...

Había puesto el 17, la desgracia, no me gusta. Así que pongo uno más, la sangre.

Y de paso saludo a Ladyta.

Siesta escandalosa dijo...

Debo tener alguna falla genética, Emma, porque musculeros no te los trabajo.

Qué lindo lo que decís, Juliet. Gracias!

Un alivio que lo diga, federicuá. Me había quedado pensando y ya se sabe que eso no siempre es bueno.

Llorará de emoción o por vicio, Fulvio?
Rosarino inmundo= Fontanarrosa?

Escuchaste hablar de "plegarias atendidas", Ladyta?

Da tristeza pensar en lo que creerán los que no creen en Santa Rosa, Emma.

Un consejo, Emma? Ni le discuta. Más vale repetir el mantra universal: "No rompas, Ladyta".

Ya mismo paso a leer lo de los choferes, Mary. Lo de las chicas era así: mientras esperaban a mamá (paradas) o la saludaban, nosotras nos quedábamos al lado, en el suelo, haciéndonos las que jugábamos. Una o dos torsiones nos alcanzaban para espiarle la bombacha.

Siesta escandalosa dijo...

Me gusta el color rojo sangre, Meki. Gracias.

EmmaPeel dijo...

Ay Siesta! OJALÁ te trabajara musculeros, lo mío fue sólo una expresión de deseo =P

besotes

Soy peregrinaperla dijo...

Ladyta, te extrañooooooooo
saludame a mí tambien, che. soy la otra clau

Anónimo dijo...

se borro pero habia escrito que me duele cuando me desis que no rompa y que vos no lo repitas ema. yo te lo hago por tu bien rana y habioa contando lo de bermudes pero ahora esplicalo vos porque yo quede estresada de mecanografiar.
besos, lady

Anónimo dijo...

hola chicas!!!!!!!! ahora paso por alla ema

EmmaPeel dijo...

buen día ladyta!

Estresada de mecanografiar me hizo escupir el mate cocido de la risa

besos

Anónimo dijo...

Hola Siesta

es increíble lo bien que escribís. Lástima que todavía no se consigan tus libros en las librerías, pero ya llegará el día.

Besos
Astrid

Siesta escandalosa dijo...

Hola, Astricha! Flor de piropo... Una excusa más para no perdernos.