viernes, 22 de febrero de 2008

No me creas tanto

Pudor. Eso es lo que siento cada vez que alguien mira el tatuaje que tengo en el muslo: una calavera atravesada por un puñal. Entonces, miento. Cuento que me lo hice en una época alocada y hasta puedo confesar que ahora estoy arrepentida. Otras veces soy más condescendiente y digo: “Es una historia muy larga”. Eludo las explicaciones; para algunos es más fácil creer sólo en lo que ven: una mujer rara. Además, me resulta muy difícil contarme.
La verdad es que la calavera con el puñal fue lo primero que quise ver cuando llegué a Barcelona. Está tallada en el techo de la catedral. Me había hablado de ella un catalán que conocí en Canarias, un adicto a la ternura y a la heroína. Cuando algunos años después volví a Barcelona, le pedí a un chico que vendía postales pintadas a mano que me la dibujara. Quiso cambiarme la obra por un beso. Acepté, pero nunca llegamos a realizar la transacción. Cosas que pasan en una fiesta de la Merced... Entonces, me la tatué. Es que una se cansa de tanto perder besos y asombros.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

cariño en el no me creas tanto.....te creo de pe a pa, jajajaja mas que el tatuaje en si la verdad es una sola, te gusto el catalan y ya, y a por el todo, eso significa tan solo el recuerdo de aquel tierno e inolvidable catalan permanecera por siempre en tu nalga tan trabajada.
me sorprendiste
te quiero!!!!!!! adivina adivinador quien de esas puedo ser yo??????

Siesta escandalosa dijo...

Vos creeme mucho, Badinha. Porque sabés de mí como yo.

Anónimo dijo...

"Me resulta muy difícil contarme". Clap,clap. Parece que la señora de Scalabrini Ortiz dio en la tecla...

Firmin